Este 27 de noviembre se cumplieron 37 años de la muerte de
seis dirigentes del Frente Democrático Revolucionario (FDR). Esa mañana se encontraban
reunidos Enrique Álvarez, Juan Chacón, Enrique Escobar, Humberto Mendoza,
Manuel Franco y Doroteo Hernández en el colegio de los jesuitas. Algunos individuos
que llegaron a secuestrarlos, se apostaron en diversas entradas del plantel
educativo; otros fueron a la del edificio principal, ordenándole a la gente
tirarse al suelo con los ojos cerrados. Con sus “objetivos” hicieron lo mismo y
les amarraron las manos, vendándoles los ojos para llevarlos con rumbo
desconocido. Horas después, aparecieron sus cadáveres salvajemente torturados.
Franco recibió cuatro impactos de bala en el pecho; Chacón
tres: en la oreja, en la frente y en el tórax; Mendoza dos y Escobar también.
Sobre la ejecución de Hernández, no hay datos; pero todos presentaban señales
de estrangulamiento. En el caso de Álvarez, ministro de Agricultura tras el
tras el golpe de Estado de octubre de 1979 y luego presidente del FDR, su
cuerpo tenía doce balazos en la espalda; pretendían, así, descabezar la fuerte
y creciente oposición política con un claro mensaje: no había que ingresar a la
misma y menos dirigirla. Además, pertenecía a una de las familias más
adineradas de entonces; lo veían como “traidor”.
La Comisión de la Verdad en su informe ‒cuya publicación
cumple 25 años el próximo marzo‒ afirmó que “de todas las evidencias recogidas”
era claro “que la acción estuvo dirigida a detener a los dirigentes”. No fue casualidad
ni buscaban otro “objetivo”. “La forma en que los efectivos que participaron en
el operativo se movieron dentro del edificio y sus alrededores no deja lugar a
duda de que […] se trató de un operativo específicamente diseñado” para capturarlos.
Las privaciones de libertad, las torturas y la masacre
fueron actos delictivos coordinados desde “arriba”. Tuvo que ser así. En el
país ya sonaban fuerte los “tambores de guerra”, la cual inició el 10 de enero
de 1981. ¿Cómo realizar semejante operación en una ciudad militarizada sin una organización
previa y precisa desde los mandos superiores, para evitar cualquier incidente
en el trayecto adonde los torturaron y luego adonde los ejecutaron?
La citada Comisión advirtió que realizar esa acción requería
al menos de “la complicidad de los organismos de seguridad, los cuales además
seguían de cerca a los dirigentes políticos”. Hora, lugar, cantidad de
efectivos, equipos de radio, vehículos, armamento y uniformes utilizados, “la
jerga y la cadena de mando, la retirada del personal sin problema alguno, así
como la falta de investigación adecuada por parte de los mismos cuerpos de
seguridad, demuestran hasta donde estuvieron involucrados”.
Y agregó: “No es posible determinar en forma precisa qué
organismo de seguridad pública llevó adelante estas operaciones delictivas”.
Sin embargo, consideró que había “suficiente evidencia para señalar que
organismos del Estado en forma combinada fueron responsables de este hecho”.
Además, “recibió información confiable de que la orden final de ejecución fue
consultada al más alto nivel de sectores de la derecha”.
Por último, señaló que tenía “sustanciales evidencias para
afirmar que la Policía de Hacienda realizó el operativo de seguridad exterior
que facilitó y cubrió a los autores del asesinato”; asimismo, denunció el “evidente
[…] desinterés para llevar a cabo una investigación exhaustiva por parte de un
órgano independiente […] para esclarecer los hechos, deslindar
responsabilidades y llevar a la justicia a los responsables”.
Esas atrocidades nunca se esclarecieron; el expediente
judicial lo archivaron el 8 de octubre de 1982. El Estado es y sigue siendo
responsable por acción y omisión al realizar la masacre, no investigar y negar
verdad, justicia y reparación integral a las familias de las víctimas, las
organizaciones que estas representaban y la sociedad.
Pero Rosa Erlinda Revelo viuda de
Franco, siempre querida y admirada continúa en pie de lucha con su terquedad de
la buena. El 30 de junio de este año solicitó nuevamente al fiscal general
hacer lo que le corresponde, incluso gestionar la revisión de la investigación
completa realizada por la Comisión de la Verdad. En su esfuerzo, ella cuenta
con el acompañamiento del Laboratorio para la investigación y la acción social
contra la impunidad.
El Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN)
no se pronunció hoy sobre tan horrendo crimen, atribuible a aquella derecha y
sus cuerpos represivos. Claro, está demasiado enredado en sus calenturas
electoreras y va “derechito” a los comicios que vienen. A pesar de eso, sí hubo
gente consecuente que entregó sus vidas pero nunca ‒¡nunca!‒ sus ideales.
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